ARQUEOLOGÍA

Baelo Claudia acoge el II Ciclo de Conferencias sobre Arqueología

Los próximos días 23 y 24 de junio se celebrarán cuatro ponencias abiertas a todo el mundo en el salón de actos del yacimiento · El objetivo es conocer los avances científicos alcanzados en los últimos tres años.

El conjunto arqueológico de Baelo Claudia acogerá los próximos días 23 y 24 de junio el II Ciclo de Conferencias Baelo Claudia y la Arqueología en el Campo de Gibraltar. Una iniciativa abierta no solo a la comunidad científica y expertos en la materia, sino a todos aquellos ciudadanos interesados en conocer los últimos avances científicos logrados en este importante yacimiento ubicado en la Ensenada de Bolonia.

Este ciclo puesto en marcha en 2008 con carácter trianual, ofrece en esta edición cuatro ponencias cuyas líneas esenciales fueron desgranadas ayer en el acto de presentación por el director del conjunto arqueológico, Ángel Muñoz, que acompañó a la delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, en la presentación del ciclo.

La primera de las conferencias, a cargo del arqueólogo del Área de Conservación e Investigación del conjunto Salvador Bravo Jiménez, versará sobre las leyendas que en torno al dios Melkart siempre han circulado en el área del Estrecho. Bajo el título Preguntando a los dioses: ¿Qué es el Estrecho de Gibraltar?, se pondrán sobre la mesa aquellas las leyendas mitológicas que desde el mundo mediterráneo se exportó a Occidente en torno a esta materia y que convirtieron al Estrecho en el confín del mundo, explicó Muñoz. Será el jueves 23, de 18.00 a 18.45 horas.

Tras un breve descanso, a las 19.00, el arqueólogo del área de Conservación e Investigación de Baelo, Iván García Jiménez, tratará los resultados de las Excavaciones recientes delDecumanus Máximus de Baelo Claudia. Balance y perspectivas.

El arqueólogo desgranará así las líneas de trabajo seguidas en esta excavación concluida el año pasado y que se ha llevado a cabo "desde la plaza de la Basílica hasta la puerta Este o de Carteia".

El viernes 24, a las 18.00, la temática se centrará en el estado actual del estudio de la factoría de salazones de Baelo y en las peculiaridades de esta industria y de las recetas del garum "que tanta fama dio a Cádiz en la antigüedad", añadió Muñoz. José Ángel Expósito Álvarez pronunciará la ponencia Salsas y salsamentas en Baelo Claudia: orígenes y desarrollo de la Industria Conservera.

Por último, a las 19.00, será el propio Ángel Muñoz el encargado de cerrar el ciclo con un anecdotario sobre el Análisis historiográfico del Teatro de Baelo Claudia, a tenor de los estudios que emprendió hace dos años de esta temática. En este sentido señaló que la primera referencia del teatro llega de la mano de un jesuita francés que lo cita en sus textos como el Anfiteatro de Baelo en el año 1907. A modo de anécdota, el director del conjunto añade que Romero de Torres visita Baelo en el año 8 y 9 para realizar un catálogo monumental de la provincia y confirma que se trata de un anfiteatro. "Posteriormente, en el 34, comienzan las excavaciones y se descubre que es un teatro y no un anfiteatro, ante lo que Romero de Torres niega sus informaciones anteriores".

Por su parte, Yolanda Peinado señaló que este ciclo complementa la oferta divulgativa de Baelo en el ámbito científico, ya que también ofrece unas Jornadas Internacionales de Baelo Claudia, con periodicidad de seis años y un ciclo de conferencias anual vinculado al Curso Internacional de Arqueología Clásica en Baelo Claudia.

 

La ciudad romana de Sierra de Aznar (Arcos de la Frontera)

Al sureste de la localidad de Arcos de la Frontera se encuentra una de las ciudades romanas de mayor envergadura y monumentalidad de la serranía gaditana. Se localiza en Sierra de Aznar, y más concretamente en el Cerro del Moro. Forma un enclave natural desde el que se divisa gran parte del Valle del Majaceite que junto al Guadalete se han utilizado desde la antigüedad como vías de comunicación entre la costa y el interior de la provincia. En días claros se llega a divisar la Bahía de Cádiz.
     Además de su ubicación, el yacimiento Sierra de Aznar escondía un gran tesoro en sus entrañas: el agua. La abundancia de manantiales naturales en la zona fue posiblemente uno de los elementos que más atrajo a las diferentes culturas que aquí se instalaron. El agua, desde la antigüedad, se consideraba como un bien primario relativamente escaso y vital para el funcionamiento de cualquier comunidad. Motivos por lo que no se desaprovechaba ningún tipo de medios tecnológicos que sirvieran el abastecimiento de las Urbs y el territorio que la articulaba. Estos hechos revelan la importancia de los sistemas acuíferos que poseían las ciudades romanas, así como su legislación específica.
     Los primeros restos de la ocupación humana localizados en las inmediaciones de la localidad corresponden a la Edad del Bronce Final, momento en el que aparecen restos que indican un posible asentamiento en su punto más alto (404 metros de altura) y desde el que se podía controlar este paso natural; no obstante, los hallazgos encontrados de  esta época son escasos.
     Debemos rastrear el mundo hispano-romano para percibir la identidad de esta grandiosa ciudad, de la que aún se ignora su nombre, datada con una cronología que iría desde los siglos II a.C. hasta el siglo IV d.C. Posteriormente, se constata la ocupación de este yacimiento en los siglos XII y XIII por población almohade.
     Entre los restos emergentes destaca un complejo sistema hidráulico, con la denominación latina de "Castellum Aquae", edificios cuya finalidad era la captación (caput aquae), limpieza (piscinae limariae) y transporte del agua, rodeados todos ellos por murallas y del que se conocen hasta el momento tres estructuras.
     En la parte más elevada del yacimiento se localiza un gran depósito que recogía y almacenaba el agua que emanaba de un manantial cercano que caía en forma de cascada. Conocido por los lugareños como el «Baño de la Reina», fue construido al excavarse en la roca natural y poseía una capacidad para albergar unos d millones de litros de agua aproximadamente.
     A media ladera, se localiza un conjunto formado por nueve piletas abovedadas, cuya función era la limpieza mediante decantación del agua, por medio de vasos comunicantes y sifónicos, proveniente de la pileta anterior.
     En la parte inferior, junto a la muralla se encuentra el último depósito donde se almacenaba y posteriormente se distribuía el agua, la limpia, a los edificios de la ciudad para diversos menesteres, a través de canales que aún hoy día se conservan.
     Algunos historiadores barajan la hipótesis de que este sistema hidráulico sirviera de abastecimiento a un ramal del acueducto que iría del Tempul hasta la propia Gades.
     Sus necrópolis, localizadas en la ladera norte del yacimiento y llanos contiguos, conservan estructuras de diverso tipo, incluso algunas que pueden ser Mausoleos.
     En el llano contiguo a la ladera oeste se conservan estructuras de sillares en forma de podium las cuales, debido a las dimensiones y características, se han interpretado como posibles edificios públicos de grandes dimensiones, que reflejarían la importancia y monumentalidad de la ciudad. Esta zona se encuentra sin excavar y no es visitable en la actualidad.
     Por último existe un recinto amurallado defensivo, del que se conservan algunos lienzos y los restos de una de las posibles puertas de acceso, que rodean gran parte de la ciudad.

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